martes, 17 de mayo de 2011

Vergüenza

Vergüenza.
Eso es lo que siento cuando miro la sociedad actual. Eso es lo que siento cuando miro a mis compañeros, jóvenes sin futuro, sin expectativas, jóvenes acomodados que lo tienen todo y que no tienen nada y que son incapaces de levantarse y luchar. pero no todos son así.

Oigo constantemente quejas provenientes de todas las bocas. De jóvenes, de mayores, de padres, de trabajadores, de ignorantes, de cultos… quejas sobre el Gobierno, sobre la economía, sobre la Iglesia. Pero solo eso, quejas.
Quiero vivir en una sociedad que luche por ellos, un pueblo activo que se levante por sus derechos, por sus semejantes, que sea capaz de enfrentarse a un batallón policial y aguantar, quiero una nueva generación de gente disconforme con lo impuesto. Quiero ver como 100 personas, todas distintas e iguales a la vez hacen una sentada en la Plaza del Sol de Madrid y mediante gritos de “lo llaman Democracia y no lo es” consiguen echar a un par de furgones de la Policía Nacional.

Siempre había sentido envidia de aquella época, de aquel mayo del 68, de nuestros antepasados no tan  lejanos, estudiantes que salían a la calle  y corrían delante de los “grises” sin importarles nada, solo con un pensamiento en la cabeza: LIBERTAD. Hoy puedo decir que siento esa sensación de gratitud ante mi gente, ante la población española que se revela y sale a la calle, ante la población que apoya a sus compatriotas, hoy puedo decir que España vuelve a ser revolucionaria y de eso NO SIENTO VERGÜENZA.

HOY NO SIENTO VERGÜENZA DE AQUELLOS QUE LUCHAMOS POR LO QUE CREEMOS Y POR CAMBIAR AQUELLO CON LO QUE ESTAMOS DISCONFORMES. 

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